
Días antes de ascender a los cielos, el Señor Jesús dejó en sus seguidores instrucciones específicas que conocemos como la Gran Comisión. “Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: “Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”(Mateo 28:19, 20. Nueva Versión Internacional).Como podrá apreciar, el hecho de discipular a alguien implica necesariamente que nos reunamos con esa persona. Es el primer indicio bíblico que encontramos en el Nuevo Testamento sobre la importancia de congregarse.
La unidad caracterizó a los primeros creyentes
Inmediatamente se produjo la ascensión del Señor Jesucristo, la característica que identificó a sus seguidores fue permanecer en unidad. “Entonces regresaron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, situado aproximadamente a un kilómetro de la ciudad. Cuando llegaron, subieron al lugar donde se alojaban... Todos en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración, junto con las mujeres y con los hermanos de Jesús y su madre María” (Hechos 1:12-14. Nueva Versión Internacional). En la concepción más elemental, encontramos aquí un modelo de congregación. Se reunían para compartir la fe, estudiar las Escrituras y orar. Todos en torno a un principio fundamental: seguir a Jesucristo. No se congregaban para tener disputas teológicas o dirimir cuál era más importante en el grupo. En absoluto. Buscaban caminar conforme las enseñanzas del Maestro.
Los creyentes permanecían juntos

Reunirse permite edificarse mutuamente, estimularse en el caminar con Cristo, expresar los principios prácticos de la vida cristiana, pero además, impactar a otras personas. Así lo hacían los primeros cristianos. “Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común: No dejaban de reunirse en el templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan con generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos”(Hechos 2:44, 46, 47. Nueva Versión Internacional). Quienes estar en derredor nuestro, reciben más del Evangelio con los hechos que con las palabras. Ahora, cuando en la congregación observan el clima de unidad e integración, descubrirán una imagen distinta de Cristo, y no la religiosidad que aprendieron de las tradiciones...Las reuniones de los cristianos del primer siglo, se cumplían incluso en sus hogares, tal como lo apreciamos en las Escrituras: “Y día tras día, en el templo y de casa en casa, no dejaban de enseñar y anunciar las buenas nuevas de que Jesús es el Mesías” (Hechos 5:42).
No está bien dejar de congregarse

MIRAD CUAN BUENO Y CUAN DELICIOSO ES HABITAR LOS HERMANOS JUNTOS Y EN ARMONIA ALELUYA
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