sábado, 17 de octubre de 2009

Como Cambiar el Mundo

Vivía preocupado un científico por los problemas que agobian al mundo, y se propuso un día encontrar alguna solución para disminuirlos. Pasaba días encerrado en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas. Cierto día, su hijo de siete anos, invadió su laboratorio decidido a ayudarlo en su trabajo. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que se fuera a jugar a otro lado, ya que el niño no se iba, busco algo para poder entretenerlo. De repente tomo un planisferio de una revista, y con una tijera recorto el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta adhesiva, lo entrego al hijo, diciendo: Como a ti te gustan los rompe-cabezas, entonces voy a darte el mundo para que lo puedas arreglar. Aquí tienes el mundo todo roto y des-trozado. Mira si puedes arreglarlo hazlo todo solo! El científico calculo que al niño le llevaría días para arreglar el mapa hecho pedazos. Algunas horas después, escucho la voz del hijo que le llamaba felizmente: j padre, padre, logre arreglar el mundo! Al principio el padre no dio crédito a las palabras del hijo. Pensó que a la edad de su hijo seria imposible arreglar un mapa que jamás había visto. Entonces, el científico levanto sus ojos para ver el trabajo realiza-do por su hijo, seguro de que vería un trabajo digno de un niño. Sin embargo, para su sorpresa, el mapa estaba completamente armado. Todos los pedazos habían sido colocados en sus sitios. Cómo es posible?, como el niño había sido capaz? se preguntaba sorprendido el padre. Como lo con-seguiste?, si ni no sabias como era el mundo ^como lo lograste hijo? El niño respondió... padre, yo no sabia como era el mundo, pero cuan-do tu quitaste el papel de la revista para recortarlo y hacerlo pedazos, mire que del otro lado estaba la figura de un hombre. Cuando tu me diste el mundo para arreglarlo, yo intente pero no pude. Entonces me acorde del hombre y di vuelta a los pedazos y empecé a arreglar al hombre que yo sabia como era. Cuando termine de arreglar al hombre di vuelta a la hoja y encontré que también había arreglado el mundo. Que gran verdad encontramos en esta historia. Hoy día los líderes mundiales se preocupan por mejorar el mundo entero, para que la paz florezca y reine en todos nuestros países, para que nuestro mundo sea un mundo mejor y lleno de oportunidades para todos, para que la igualdad y los derechos del hombre sean respetados. En la actualidad vemos países enteros declarándole la guerra a otros con el propósito según ellos de liberarlos de la opresión y barbarie de sus gobernantes, así como devolverles la paz, la libertad y armonía que tanto desean. Sin embargo, la palabra de Dios nos dice que para mejorar al mundo, debemos empezar con el individuo, con el hombre dispuesto a rendirse a los pies del Señor. "Someteos, pues, a Dios... Acercaos a Dios, y el se acercara a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble animo, purificad vuestros corazones (Santiago 4.7-8). No podemos esperar que el mundo cambie, hasta que no agotemos todos nuestros esfuerzos por ayudar al individuo a acercarse a Dios, enseñándole los principios éticos y morales del cristianismo, para esto es necesario empezar con nosotros mismos, con mi persona, con mis actitudes, mi voluntad y entregarme por completo a la voluntad de Dios. El Cristo resucitado es el único que tiene el poder para ayudarnos y liberarnos del pecado. Solo a través de el podemos cambiar el mundo, rindiéndonos y sometiéndonos a su santa voluntad. Este mundo puede ser mejor, si mi vida, mi familia y mi hogar decidimos enderezar nuestras sendas y empezar a caminar buscando las cosas de arriba donde esta Cristo esperándonos. Si intentamos arreglar el mundo, nunca lo lograremos, pero si empezamos con el individuo triunfaremos, para esto es necesario llevarle las buenas nuevas de salvación, enseñándoles que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores de los cuales yo soy el primero, decía el apóstol Pablo (l Timoteo 1.15). Procuremos el arreglo del mundo, empezando, pues, por nosotros mismos, en nuestros hogares, y con nuestros hijos. Solamente arreglando al hombre, podemos arreglar el mundo. Dios nos ayude en esta tarea.

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